¡Hola chicos! Estamos ya casi pisando las vacaciones y quería felicitaros la Navidad con este cuento que me he encontrado en mi agenda. Espero que os guste.
Cuento de Navidad
NARRADOR. - Era la noche de Navidad. Un ángel se le apareció a Josefina, una señora de familia adinerada, y le dijo…
ÁNGEL. - Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a tu casa.
NARRADOR. - Josefina quedó entusiasmada, nunca había imaginado que fuera posible un milagro tan extraordinario. Llamó por teléfono a sus familiares, comunicándoles la buena noticia, y se dispuso a preparar una exquisita cena para recibir a Jesús.
Cuando estaba muy afanada con sus preparativos sonó el timbre. Se dirigió a la puerta y allí estaba una mujer mal vestida, de manos y rostro arrugados por el trabajo y el frío, y su vientre mostraba un embarazo muy adelantado.
EMBARAZADA. - Señora, ¿no podría ayudarme de alguna manera? No le pido limosna, sino trabajo, muy pronto daré a luz y necesito con urgencia el trabajo.
JOSEFINA. - Estas no son horas de venir a molestar en busca de trabajo. Es Nochebuena ¿acaso no lo sabe? Vuelva otro día y veremos qué puedo hacer por usted. Ahora disculpe, estoy muy ocupada preparando la cena para recibir una visita muy importante.
NARRADOR. - Y cerrando la puerta continuó colocando el mantel, las servilletas...
Poco después, mientras la señora limpiaba las copas de cristal, llamó a la puerta un hombre con sus ropas sucias de grasa. Ella un poco impaciente abrió la puerta y...
CAMIONERO. - Disculpe señora, mi camión se ha descompuesto aquí frente a su casa. ¿No tendría algunas herramientas para prestarme?
NARRADOR. - La señora como estaba tan atareada se irritó muchísimo.
JOSEFINA. - ¿Acaso piensa usted que mi casa es un taller mecánico? ¿Cómo puede haber personas tan inoportunas y descaradas? No, no tengo ninguna herramienta para prestarle y mejor se va pronto porque con esos pies tan sucios me está manchando la vereda.
NARRADOR. - Josefina siguió con los preparativos, puso a enfriar la champaña, colocó las copas sobre la mesa, sin duda no tardaría en llegar el buen Jesús... Por eso cuando volvió a escuchar el timbre su corazón saltó de emoción. Pero al abrir la puerta... no era Jesús. Era un niño de la calle pidiéndole un plato de comida.
JOSEFINA. - ¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? Vuelve mañana y te daré lo que haya sobrado, si es que sobra algo, pues todo lo que he preparado está exquisito y tengo una visita muy especial esta noche.
NARRADOR. - Y cerró la puerta con desprecio. Fueron llegando los hijos de Josefina con sus nietos, la hermana menor, y el tío Enrique con la tía Adelina, todo parecía estar listo, solo faltaba el invitado especial. Ya, sentados a la mesa todos esperaban con mucho nerviosismo la llegada de Jesús.
Fueron pasando las horas y Jesús no aparecía. Cansados de esperar decepcionados y pensando, pero sin atreverse a decirlo, que todo había sido una habladuría de Doña Josefina que de tanto rezar andaba inventando visiones de ángeles y cosas absurdas. Empezaron a comer los deliciosos manjares, descorcharon las botellas, devoraron los postres, los licores...
Después les llegó el sueño y se fueron yendo cada uno para su casa a descansar, despidiéndose de Josefina con una palmadita que podía expresar cualquier cosa.
Josefina se quedó sola llorando de desilusión. Se había dado cuenta de que algunos durante la cena habían sonreído con cruces de miradas, queriendo decir que ella estaba medio loca. Pero ella estaba segura de haber visto al ángel y de haber escuchado sus palabras. No podía darse cuenta qué había pasado, si los ángeles no mienten, algo muy serio le habría sucedido a Jesús, para no presentarse en su casa como lo había anunciado su mensajero el ángel.
Tras llorar un buen rato y convencerse de que ella no había fallado en nada, se quedó dormida sobre el sofá de la sala. Cuando despertó vio al ángel junto a ella.
JOSEFINA. - (Indignada.) ¿Por qué me engañaste? Preparé todo con esmero, esperé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hiciste esta broma frente a toda mi familia?
ÁNGEL. - No fui yo quien mintió, fue usted la que no tuvo ojos para ver. Jesús vino tres veces: él era la mujer embarazada que le pidió trabajo, el camionero sucio de grasa, el niño hambriento que le pidió comida. Pero usted, Josefina, no fue capaz de reconocerlo, ni de recibirlo.
¡Feliz Navidad!